domingo, 24 de enero de 2010

Fernandomanía VI y última

Juan Carlos Plata


En su artículo 20 Years Ago, Fernando Valenzuela Was King of the Hill, publicado en la revista Baseball Digest, en julio de 2001, Paul Click, relataría 10 años después, lo que sucedió en la primavera de 1991:

“Parecía una broma del April Fools (celebración similar al Día de los Inocentes en México, que se celebra cada día primero de abril en varios países, incluyendo Estados Unidos. Nota del metiche) cuando en la primavera de 1991 se anunció que Fernando Valenzuela había sido dejado en libertad por los Dodgers.

“Apenas 10 días antes de esta noticia, Valenzuela -el consentido de Los Angeles y de su amplia población mexicana- recibía una ovación de pie de sus fanáticos en Monterrey, donde tuvo una de sus más finas actuaciones de cualquier primavera durante sus 10 años con los Dodgers.

“Contra los Milwaukee Brewers, tiró pelota perfecta en 5 innings con excepción de un sencillo y jonrón de Gary Sheffield.


“'Por supuesto que estamos en shock', diría Orel Hershiser en ese tiempo.


“La dirigencia de los Dodgers dijo que había sido una difícil decisión. El manager Tom LaSorda lloró desconsoladamente cuando le anunció a Valenzuela había sido dejado en libertad. El club estaba devastado por hacer lo impensable. La Fernandomanía no existía más.

“’Nunca olvidaré lo que Fernando hizo por mi y por los Dodgers’ diría LaSorda tiempo después. ‘Ha sido un privilegio y un honor dirigirlo por 10 años porque sin lugar a dudas él es un gran talento y un gran competidor. Nos ha dejado a todos nosotros grandes recuerdos”.


Glenn Stout también aborda el tema:

“Para la temporada de 1991 los Dodgers no tenían suficiente talento en sucursales y sin Gibson (que había sido dejado en libertad) y Hershiser (que estaría listo para jugar hasta media temporada) sufrían de falta de un gran estrella. Valenzuela simplemente ya no era más ese tipo -la Fernandomanía era historia antigua.

“La decisión de dejar ir a Gibson y contratar a Darrel Strawberry no fue, por mucho, tan dramática como la que tomaron los Dodgers al final del Spring Training. Con un contrato firmado recientemente, Fernando Valenzuela se había visto genial en el spring training. A mediados de marzo el equipo viajó a Monterrey para jugar un juego de exhibición contra los Milwaukee Brewers y Valenzuela permitió sólo un hit en 5 entradas ante una asistencia de 29 mil fanáticos.


“Peter O'Malley, dueño del equipo, dijo: 'Sabíamos de la popularidad de Fernando en su país, pero venir aquí y verlo, oírlo y sentirlo ha sido uno de los momentos más extraordinarios en mi tiempo con los Dodgers'.


“Dos semanas después, luego de dos salidas con números negativos, fue cortado. Relativamente joven y con 141 victorias en 10 años, los Dodgers decidieron que los 2.5 millones que ganaría eran más necesarios que él mismo.


“Estos ya no eran más los Dodgers de tu padre, ya no eran incluso tus Dodgers”.



Cambio de código postal
Cuando todo parecía acabado, cuando había pasado de ser el rey del beisbol a desempleado, cuando el corazón, el alma y el estandarte de millones de mexicanos parecía roto irreparablemente, de nuevo, Valenzuela fue el único que no perdió la calma.

Tim Kurkjian en su columna Baseball de Sports Ilustrated del 17 de junio de 1991 nos cuenta la historia:

“Él no es el Fernando Valenzuela de antaño, ni siquiera se acerca. Pero el nuevo lanzador zurdo de la rotación de los Angels demostró el pasado viernes que puede seguir atrayendo fanáticos y, lo más importante, que aún tiene algo con qué contribuir en la lucha por un campeonato.

“El debut de Valenzuela en la Liga Americana fue difícil –permitió nueve hits y cuatro carreras limpias en cinco entradas para una derrota 5 carreras a cero contra los Tigers- pero su recta más rápida fue registrada en 86 millas por hora, sus repertorio no permitió movimientos de corredores, no regaló pasaportes y ponchó a cinco rivales. Además sorprendió al manager de los Tigers, Sparky Anderson. ‘Todos decían que no podía lanzar más’, dijo Anderson luego del partido. ‘Pero vaya que puede. Fernando nunca ha sido conocido como un Roger Clemens’.


“California no le pide a Valenzuela que sea Roger Clemens, o siquiera el Valenzuela en su época dorada, y es por eso que el haberlo firmado (por un salario base de 300 mil dólares y la posibilidad de ganar hasta un millón por incentivos) tiene mucho sentido. El es ahora el quinto abridor de un staff del que los cuatro primeros lanzadores han sido tan buenos como cualesquiera otros en la liga. ‘Si él nos da 20 salidas, promedia 5 entradas por salida y nos mantiene en el juego, es todo lo que necesitamos’, dijo el manager de los Angels, Doug Rader.


“¿Cuántos quintos abridores han estado en seis peleas por el campeonato como Valenzuela lo ha hecho? ¿A quién preferirían tener en la loma los fanáticos de los Angels en un juego clave de septiembre, a Valenzuela o al novato Scott Lewis, el antes quinto abridor, cuyo record de 1 ganado y 5 perdidos lo mandó de regreso a las ligas menores la semana pasada?


“Luego de tener record de 13 ganados y 13 derrotas, una efectividad de 4.59 y lanzar un juego sin hit para los Dodgers el año pasado,Valenzuela fue dejado en libertad el 28 de marzo porque los Dodgers pensaban que otros de sus abridores eran mejores. Por casi dos meses, Valenzuela no recibió oferta alguna. ‘Mis reportes decían que ya no tenía nada’ dijo el gerente general de los Padres, Joe McIlvaine cuando se le pregunto por Valenzuela en mayo.


“California firmó a Valenzuela el 20 de mayo. Tuvo tres salidas en Ligas Menores sin permitir carrera limpia en 17 entradas. Su debut como Angel atrajo a 49 mil 977 fanáticos al Anaheim Stadium. La oficina de los Angels calculan que 25mil de esos boletos fueron vendidos porque Valenzuela era el pitcher abridor, así que incluso si esos boletos hubieran sido de localidad general, de a 3 dólares por boleto, con sólo esa salida el equipo tendría una buena parte del salario del lanzador”
.

A pesar de los buenos augurios, Fernando sólo lanzó dos juegos para los Angels esa temporada: el 7 de junio contra los Detroit Tigers ya descrito por mister Kurkjian, y el 12 de junio contra los Milwaukee Brewers. Sus números, en efecto, confirmaban que no era el de antes: 0 ganados, 2 perdidos, apenas 6.2 entradas lanzadas, 9 carreras limpias (para un astronómico 12.50 de afectividad), 3 bases por bolas y 5 ponches.

Un par de semanas después, el 5 de julio fue mandado de nuevo a Ligas Menores, donde tuvo totales de 6 ganados y 4 perdidos. Ese año no volvió a las mayores y finalmente, el 10 de septiembre fue dejado en libertad por los Angels.

El difícil camino del retiro
El 20 de marzo de 1992 Valenzuela firmó contrato con los Detroit Tigers y el 3 de junio fue enviado a la Liga Mexicana, con los Charros de Jalisco.

El equipo tapatío estaba en crisis, por esos días todo Guadalajara estaba en crisis. Apenas unos meses atrás, el 22 de abril, el sistema de drenaje de varias colonias se vio invadido por gasolina y una serie de explosiones destruyó 8 kilómetros de calles. Según cifras oficiales, los incidentes mataron a 209 de personas, dejaron casi 500 heridos y 15 mil personas quedaron sin hogar.

Valenzuela fue un último esfuerzo del equipo por resucitar a su novena y acerca a la gente al estadio. El experimento sirvió pero sólo poco tiempo, el Toro, como era de esperarse, fue un imán de taquilla (no sólo en Guadalajara, sino en todas las plazas donde jugaba su equipo) pero, sin que haya mayores registros y explicaciones, dejó a la novena charra en menos de tres meses.

En 1993 regresó a las Mayores con roles cada vez más modestos pero encontrando un poco de la efectividad que lo hizo grande. Ese año jugó para los Baltimore Orioles con los siguientes números: 32 juegos (31 aperturas), 5 completos, 8 ganados, 10 perdidos. 178.2 innings, 4.94 de efectividad, 2 blanqueadas, 79 bases por bolas y 78 ponches.

Al año siguiente se mudó a Philadelphia y con los Phillies acumuló apenas 8 juegos (7 aperturas), con récord de 1 ganado y 2 perdidos. 45 innings lanados, un respetable 3.00 de efectividad, 7 bases por bolas y 10 ponches.

En 1995 jugó 29 partidos para los San Diego Padres, 15 de ellos viniendo desde el bullpen y sus números, nuevamente fueron respetables: 8 ganados y 3 perdidos. 90.1 innings lanzados, 4.98 de efectividad, 34 bases por bolas y 57 ponches.

Tal vez la última vez que brilló en las mayores fue en 1996, nuevamente con los Padres: en 33 juegos (31 aperturas) colectó 13 ganados y 8 perdidos. Lanzando 171.2 entradas, con un excelente 3.62 de carreras limpias admitidas, 67 bases por bolas y 95 ponches.

1997 lo inició con San Diego donde lanzó en 13 encuentros con récord de 2 ganados y 8 perdidos. El 13 de junio Valenzuela fue incluido en un paquete de jugadores que sería enviado a los Saint Louis Cardinals: Valenzuela junto con Scott Livingstone y Phil Plantier dejaron California y los Padres recibieron a cambio a Rich Batchelor, Danny Jackson and Mark Sweeney.

En Saint Louis, Valenzuela no consiguió ninguna victoria en sus 5 partidos, el último de ellos el 14 de julio contra los Cincinnati Reds, donde perdió. Un día después fue dejado en libertad y nunca más ha regresado a las Ligas Mayores.

Sus totales en la gran carpa son los siguientes: 17 temporadas, 453 juegos, 173 ganados, 153 perdidos, 424 aperturas, 113 juegos completos, 31 blanqueadas, 2 salvamentos, 3.54 de promedio de carreras limpias admitidas, 2 mil 930 innings pichados, mil 151 bases por bolas y 2 mil 074 ponches.

En su artículo Mania man, publicado en Sports Ilustrated el 30 de junio de 2003, Luis Fernando Llosa habla de lo que pasó después:

“Para cuando fue dejado en libertad por los Cardenales, en 1997, Valenzuela sabía que su carrera como ligamayorista estaba terminada. ‘Yo sabía que ya no podía soportar los intensos entrenamientos para competir a nivel de Grandes Ligas, pero no quise anunciar mi retiro. Quería mantenerme lanzando en cualquier nivel que pudiera’.

“Era noviembre de 1997, y Fernando Valenzuela era un pitcher de 37 años que sufría fatiga de brazo y perdía la batalla por mantenerse en forma. Tres meses antes había sido dejado en libertad por los Cardenales de San Luis, y parecía entonces que después de 17 años en las Ligas Mayores, era un pelotero acabado. Pero ahí estaba, parado en el montículo enfundado en el uniforme de los Naranjeros de Hermosillo de la Liga Mexicana del Pacífico, en la misma liga en la que, con 16 años de edad, debutó como profesional".


Valenzuela continuó jugando cada invierno con los Naranjeros de Hermosillo hasta el año 2002 cuando expiró su contrato. En la primavera de 2003 regresó a la nómina de los Dodgers, esta vez como comentarista de las transmisiones de los juegos en español, las mismas a las que él propulsó a losgrandes ratings internacionales, junto con el que fuera su intérprete años atrás Jaime Jarrín y Pepe Yñiguez.

Y en los inviernos regresó a jugar en la Liga Mexicana del Pacífico, ahora con los Águilas de Mexicali, equipo con el que jugó hasta la temporada 2006-2007 (de paso, el domingo 5 de noviembre de 2006, el Toro lanzó un partido en el que su hijo, Fernando Valenzuela Jr. Jugó la primera base para el equipo cachanilla).

Fernando no ha regresado a la actividad en el montículo (ha sido coach de pitcheo, junto con Armando Reynoso, de las dos versiones de la selección nacional mexicana que participó en el Clásico Mundial de Beisbol en 2006 y 2009), aunque todavía no ha anunciado su retiro, tal vez nunca lo haga, qué importa.

Epílogo
Se han presentado muchas visiones distintas del fenómeno de la Fernandomanía –preferentemente de actores no relacionados directamente con Valenzuela, con México o con la comunidad latina en Estados Unidos para evitar el sentimentalismo-, se han analizado sus números, se ha hablado de su impacto en el beisbol y en el panteón de héroes mexicanos.
Pero a todas estas, qué opina el protagonista de toda esta historia. Probablemente el guión de un comercial grabado por Valenzuela que se trasmite por radio en los partidos de los Dodgers nos dé una pista: “Las estrellas están en el cielo, aquí abajo sólo hay jugadores de beisbol”.

1 comentario:

oNoFR3 dijo...

... qué puede uno cantarle a Fernando si el poeta ha sido él, vieja.

Salud por Fernando
Salud por la romantiquísima máquina del tiempo del Juancho