miércoles, 26 de agosto de 2009
Fernandomanía I
¿Quién es Fernando Valenzuela?
Juan Carlos Plata
Hubo una época en el beisbol –en la década de los 80- en la que Pete Rose rompió el record de más hits en la historia del beisbol (11 de septiembre de 1985) y después se las arregló para ser expulsado de las Mayores; en la que los Oakland Athletics fueron poderosos y casi invencibles (1988-1990), los Baltimore Orioles, los Kansas City Royals, los Minnesota Twins, los Detroit Tigers, los St. Louis Cardinals e incluso los ridículos New York Mets ganaron la Serie Mundial; en la que los Boston Red Sox escribieron el más triste y penoso capítulo de la Maldición del Bambino (en la Serie Mundial de 1986); en la que los New York Yankees sólo fueron a una Serie Mundial y la perdieron; en la que Nolan Ryan, Roger Clemens, Rickey Henderson, Gary Carter, José Canseco, Don Mattingly, Willie Mays Aikens y muchos otros forjaron sus leyendas particulares; pero por encima de todos estos logros y nombres, esa época es la única en la historia del beisbol de las Grandes Ligas que tiene nombre propio: se llamó Fernandomanía.
No parecía un atleta (ni siquiera aparentaba tener la edad que tenía), era dueño de un screwball devastador, miraba al cielo justo antes de lanzar la pelota hacia el home plate, salvó al beisbol de la catástrofe luego de la huelga de 1981, toda una generación de angelinos creció pensando que San Fernando Valley había sido bautizado en su honor, fue amo y señor de Los Angeles, de la Liga Nacional y de las Ligas Mayores. El deporte nacional de los Estados Unidos fue su campo de juegos. Una vez Robert Redford preguntó con sorna quién era. No importaba, él tampoco sabía quién era Robert Redford. Tenía 20 años y se llamaba Fernando Valenzuela.
No inglés, sí beisbol
El 15 de septiembre de 1980 México celebraba el aniversario 170 de su guerra de Independencia que liberó al país de la dominación española y en el Atlanta Fulton County Stadium de Atlanta, el joven pitcher mexicano Fernando Valenzuela iniciaba su conquista de las Grandes Ligas enfundado en el jersey número 34 de los Dodgers de Los Angeles.
Valenzuela entró a relevar en la sexta entrada de un duelo entre los Dodgers y los Atlanta Braves. En esa entrada Valenzuela retiró en orden a Bruce Benedict, al también mexicano Luis Gómez y a Tommy Boggs. En la séptima entrada, gracias a un par de errores de la defensiva, los Braves anotaron dos carreras sucias. El resultado final fue Braves 7, Dodgers cero; pero lo verdaderamente relevante fue que la Fernandomanía había escrito su primer capítulo.
A esa actuación le siguieron nueve más en la temporada de 1980 (siempre como relevista), en las que acumuló 17 innings y dos tercios de trabajo; 2 ganados, 0 perdidos y un salvamento; 16 ponches, 5 bases por bolas y no le hicieron carrera limpia. Pero desde el inicio, los números no fueron lo más importante, el impacto de Valenzuela fue siempre mucho más allá del campo.
Steve Wulf documenta el fenómeno en su artículo No hideaway for Fernando publicado en la revista Sports Illustrated el 23 de marzo de 1981:
“Los fans de Los Angeles tuvieron una visión de Valenzuela en las últimas semanas de la temporada de 1980, cuando los Dodgers lo llamaron de la sucursal de San Antonio en la Liga de Texas clase AAA, para que los ayudara en la pelea por el título de la División Oeste de la Liga Nacional. Sin Valenzuela, el equipo no hubiera podido forzar un juego extra para definir el título contra los Houston Astros…
“…En el poco tiempo que estuvo en Los Angeles capturó el corazón de la comunidad mexicana que rodea Dodger Stadium, y no es coincidencia que su foto aparezca en la contraportada de la guía de medios de los Dodgers para la campaña 1981.”
Una de las primeras razones del temprano éxito de Valenzuela en el campo de juego fue su dominio del screwball (lanzamiento de tornillo) del cual tenía dos versiones: una rápida y una lenta; pero además tenía gran dominio sobre todo su repertorio de pichadas.
Volvemos al artículo de Steve Wulf:
“El catcher de los Dodgers, Joe Ferguson, dice que Valenzuela tiene dos tipos de bola recta, una directa y una con movimiento, también una curva excelente, un cambio de velocidad y un slider más bien mediocre. ‘Cuando le paso las señales me quedo sin dedos’, dice...
“Sandy Koufax [el legendario lanzador zurdo] ahora instructor especial de pitcheo de los Dodgers dice: ‘Es inusual que alguien tan joven tenga tal control de tantas pichadas diferentes.
“Koufax dice que Valenzuela le recuerda a Ron Perranosky, el renombrado relevista de los Dodgers en los años 60, por su físico. Perranosky, hoy coach de picheo de los Dodgers, dice que Valenzuela le recuerda a Jim Brewer, quien lo sustituyó en el bullpen, por su screwball. El vicepresidente de los Dodgers, Al Campanis dice que Valenzuela le recuerda a Carl Erskine, un héroe de los Dodgers cuando estaban en Brooklyn, por su confianza en el campo. Pero todos coinciden en una cosa: es un natural.
“'Puede no hablar bien inglés', dijo Ducky LeJohn, manager de Valenzuela en San Antonio, ‘pero habla bastante bien el idioma del beisbol’”.
Talento en el brazo, no en los pies
Fernando Valenzuela Anguamea nació el primero de noviembre de 1960 en Etchohuaquila, Sonora. Para aquellos que creen en profecías: es el séptimo de 12 hijos de Avelino Valenzuela y María Anguamea.
Mike Brito (scout cubano de los Dodgers y quien descubrió a Valenzuela) dice: “La familia es muy, muy pobre. La granja familiar es del tamaño de la mitad del infield de Dodger Stadium, es como del short stop al home plate”.
Una vez llegado a Grandes Ligas, se le preguntó a Valenzuela por qué había elegido jugar beisbol cuando en México el deporte más popular es el futbol: a través de un intérprete contestó: “Dios puso el talento en mi brazo, no en mis pies”.
El propio Fernando le atribuye a su hermano mayor el descubrimiento de su habilidad para lanzar, a los 13 años: “fue en un día de invierno, estábamos lanzado pelotas y Rafael me dijo: 'tienes brazo como para ser pitcher'”.
Cuatro años después de esta anécdota, Valenzuela lanzaba para los Tuzos de Guanajuato en la Liga Central de México, donde tuvo 5 ganados 6 perdidos y 2.23 de carreras limpias. Era el año de 1978.
Mike Brito había conseguido trabajo de tiempo completo como scout de los Dodgers cuando recomendó a Bobby Castillo (un infielder despreciado por los Kansas City Royals) para un puesto de pitcher y éste resultó ser todo un éxito. Su primera asignación fue viajar a Silao, Guanajuato, México, para ver jugar a un short stop de muy buenas referencias.
El propio Brito cuenta la anécdota:
“Todos los hoteles de Silao estaba llenos –era Semana Santa- y terminé durmiendo en las únicas cuatro sillas de la estación de autobuses. Fui al juego al día siguiente, vi al short stop que buscaba, pero me llamó la atención que el pitcher del otro equipo estaba ponchando a todo mundo (incluido el prospecto que iba buscando). Al final del juego Fernando Valenzuela había ponchado a 12 enemigos y yo no podía creer que sólo tuviera 17 años”.
Brito reportó su descubrimiento al vicepresidente de los Dodgers, Al Campanis, quien al año siguiente viajó a Yucatán para ver jugar al joven (en 1979 la Liga Mexicana de Verano absorbió la Liga Central y Valenzuela fue asignado al equipo de Puebla que lo prestó a Yucatán). Campanis quedó asombrado e inmediatamente se puso en contacto con el dueño del equipo poblano, Jaime Avellá.
El 6 de julio de 1979, los Dodgers y Puebla llegaron a un acuerdo y por 120 mil dólares –de los cuales el jugador se embolsó 20 mil- Valenzuela fue fichado por la novena angelina (a pesar de una oferta posterior de los New York Yankees de 150 mil dólares).
De nuevo, el artículo de Steve Wulf cuenta los primero pasos de Valenzuela en Estados Unidos:
“Valenzuela fue enviado a la sucursal Clase A en la Liga de California por las últimas semanas de la temporada 1979, en 24 innings sólo admitió 3 carreras limpias. Pero Campanis sentía que la recta y la curva de Valenzuela no eran suficiente y le pidió a Bobby Castillo [sí, el otro prospecto de Mike Brito] que fuera a la Liga Instruccional de Arizona durante el invierno para que le enseñara a Fernando a tirar el screwball. Castillo, que había aprendido el lanzamiento viendo al relevista de los Pittsburg Pirates [también mexicano] Enrique Romo tirarlo durante su paso por la Liga Mexicana, dijo que Valenzuela aprendió el lanzamiento de inmediato”.
El screwball
El que terminó siendo el lanzamiento estelar de Valenzuela, el screwball también llegó de manera natural.
Continúa el artículo de Wulf :
“Castillo asegura que se tiene que aprender a lanzar el screwball sin lastimar el brazo por sobre estiramiento. ‘Recuerdo que Carl Hubbel me dijo que la clave es tirarlo con dos velocidades diferentes’”.
“Perranosky recuerda que Warren Spahn enseñó el lanzamiento a Jim Brewer, pero fue hasta tres años después cuando Brewer pudo usarlo con efectividad. Valenzuela conquistó el lanzamiento en sólo un par de meses. ‘Ví a Fernando tres veces el año pasado’ dijo Perranosky, en ese entonces coach de picheo en Ligas Menores. ‘La primera vez cometía algunos errores. La segunda vez los había reducido al mínimo. La tercera vez fue como ver a un gran caballo en su último entrenamiento antes del Derby de Kentucky’”.
1980. The Amazing Chief
Fernando inició la temporada de 1980 jugando para la sucursal Case AAA de los Dodgers en San Antonio. En sus últimas ocho salidas tuvo récord de 7 ganados 0 perdidos, 0.87 de carreras limpias admitidas y 78 ponches en 62 innings de labor. Números suficientes para que sus compañeros le pusieran su primer apodo: “The Amazing Chief” (El jefe impresionante) y el equipo grande lo llamara el 10 de septiembre de ese año, luego de sólo 30 apariciones en sucursales.
Luego de su incorporación a los Dodgers, escribe Steve Wulf : “las ovaciones en Dodger Stadium crecían cada vez que Valenzuela salía del bullpen. Por difícil que sea de creer, Valenzuela era apenas el segundo jugador mexicano que lanzaba para los Dodgers desde que llegaron a Los Angeles; José Peña, un relevista que jugó para ellos de 1970 a 1972, fue el otro. ‘Nunca había visto algo parecido,’ dice Rudy Hoyos, actor y locutor en español de los partidos de los Dodgers que además se encargó durante un tiempo de las labores de traducción que necesitaba Valenzuela. ‘La gente lo amó inmediatamente’”.
Muchos consideraron la incorporación de Valenzuela como una estrategia de los Dodgers para revertir la mala opinión que tenían entre la comunidad mexicana luego de que algunos habitantes del barrio de Chavez Ravine –ocupado principalmente por inmigrantes mexicanos- fueran desalojados con lujo de violencia para dar paso a la construcción de Dodger Stadium (en 2005, Ry Cooder rindió un homenaje a esos inmigrantes mexicanos desalojados en su disco titulado Chavez Ravine; en el famoso mural The Great Wall of Los Angeles se hace referencia a ese episodio).
Valenzuela extendió su dominio a la temporada invernal de la Liga Mexicana del Pacífico, con los Tomateros de Hermosillo. Todas sus salidas se dieron frente a llenos totales en los parques y el lanzador correspondió al interés con números de 12 ganados y 5 perdidos; un promedio de carreras limpias admitidas de 1.65 y 154 ponches en 147 entradas lanzadas.
Y estaba listo para su primera temporada completa en Grandes Ligas.
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